Cambiar a una mentalidad más ecológica en la construcción es posible.

Actualmente, apenas empezamos a ver la punta del iceberg respecto a las consecuencias que ha tenido la actividad humana en el equilibrio natural del planeta.

Pero estamos a tiempo para revertir la tendencia: cada uno de nosotros debemos emprender acciones, desde nuestra trinchera, para ello. La industria de la construcción, por ejemplo, ya está haciendo su parte, ayudada por la ciencia, ingenieros y demás involucrados, para actuar con una mentalidad ecológica, sin descuidar su objetivo de brindar edificaciones funcionales para la humanidad.

 

 

Éstas son algunas acciones y tendencias al respecto:

Nuevos materiales

La industria de la construcción refina cada vez más sus técnicas de reciclado de materiales y utiliza elementos como residuos agrícolas para construir casas enteras.

Otro ejemplo: ¿sabías que la fabricación de ladrillos emite enormes cantidades de CO2 a la atmósfera? Esto es debido a que se utilizan combustibles fósiles en ella. Por ello, actualmente, ingenieros, arquitectos y científicos promueven el uso de ladrillos ecológicos, como los de cáñamo o ceniza.

Arquitectura sostenible y ecológica

Es aquella que se adapta e integra a las condiciones del entorno. Se basa en factores bioclimáticos, teniendo en cuenta aspectos sustentables como:

  • Reducción de consumo de energía

  • Menor mantenimiento de las construcciones

  • Uso de fuentes de energía renovables

  • Empleo de materiales reciclados, no tóxicos y renovables

 

Diseño consciente y ecodiseño

 

La mentalidad ecológica está presente desde el diseño de los edificios. Gracias a ella, éstos se pueden construir de manera integrada al entorno en el que se ubican, pero también tendrán en cuenta la conservación de recursos naturales y materiales durante su vida útil.

El ecodiseño incorpora criterios ambientales en la fase de concepción de cada proyecto. Así mismo, requiere que se tome el tiempo suficiente para analizar el contexto espacial y climático, topografía, orientación, etc., con el fin de tomar decisiones más amigables con la naturaleza, sin descuidar la eficiencia. 

Las buenas prácticas de diseño hacen más eficientes tanto a las construcciones como a la arquitectura, pero no sólo eso, sino que también reducen sus costos en términos de consumo de energía, lo que a su vez se traduce en precios más bajos de operación y una huella de carbón más pequeña.

Estas prácticas en realidad no son nuevas: por cientos de años han estado presentes en la humanidad. Basta recordar cómo se han usado ciertos tipos de materiales para construir hogares frescos todo el año, sin aire acondicionado.

 

Economía circular

Inicia con la obtención de recursos naturales, como cualquier producción, pero dentro de sus etapas tiene gran importancia la reparación de artefactos y su recolección cuando ya no sirvan, con el fin de reciclarlos y/o reusarlos para recurrir menos a los elementos naturales.

Lee aquí más información al respecto y sobre cómo Saint-Gobain trabaja bajo este esquema.

 

Techos y muros verdes

Reducen el efecto “isla de calor” causado por la falta de evapotranspiración en zonas con gran cantidad de superficies de asfalto y hormigón, como las metrópolis.

 

 

 

Reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera

Desde 2015, Saint-Gobain ha tomado medidas internas para reducir su impacto medioambiental para 2025: se comprometió a reducir su gasto de agua en 80%, sus desperdicios no reusables en 50% y sus emisiones de CO2 un 20%, comparado con las cifras de 2010. Encuentra aquí más detalles.

La construcción ecológica tiene múltiples beneficios, pues aplicarla reducirá costos y aumentará el ciclo de vida de los edificios. Además, incide directamente en el bienestar y confort de los ocupantes. 

Más que una tendencia, esta técnica de construcción está convirtiéndose en el estándar para recuperar nuestros orígenes y convivir de mejor manera en nuestro hogar, la Tierra.

(Fotos: Shutterstock)